Todo parte de una distancia.
Al principio no te das cuenta
pero terminas por no levantarte cuando suena el teléfono.
Después, el capuchino
para dos no trae conversación.
Y la voz de tu contestador parece
tan ausente como tú.
Creo que lo peor de empezar a
distanciarte
es convivir contigo mismo mientras los días pasan con alguien.
Toda nuestra historia me cabe en
un folio en blanco.
Un par de garabatos que se encuentran en paralelo
y
terminan follándose hasta al más sarcástico de nuestros puntos y finales.
Vivir en un eterno debate con todos los meses
que saben de nuestras batallas, y jurarles que en un momento
del que ya no me
acuerdo
tuvimos futuro, compartimos calendario.
‘’Será verano allí donde estés’’
¿Y ahora qué?
A penas quedan unos
meses
y yo sigo con el corazón liado en una bufanda.
Cuando todo olvido habla de ti
no puedo evitar querer bajarle la bragueta
y apaciguar los errores con la
lengua;
y no puedes culparme por tratar de buscar orgasmos
en el vacío de unos
ojos azules
porque de madrugada todos los gatos son pardos
y todos los
recuerdos escuecen hasta poner los ojos en blanco.
Ahora puedes hablar de lo puta
que he sido.
Del poco tiempo que he tardado en dejarme las bragas en casa.
Y
puede que hasta tengas razón, vete tú a saber.
Un poco puta, un poco dolida, un
poco rota.
Un poco de todo y muy poco de ti.
Y petas, a ver si el olor a
hierba apacigua a las fieras
y me abre los pulmones.
Como la poesía con el alma
o la música con el pasado.
Cada oveja con su pareja, y yo sin ti.
Así que,
puedes llamarme puta
si eso va a hacer que escribas a deshoras;
que por
protagonizar tus escritos
yo me pongo a la altura de lo que exijan tus letras.
Cuéntale a ese nuevo ligue de
piernas largas
lo bien que se me daba equivocarme contigo
y ya que las comparaciones
son tan odiosas como necesarias
dile que fallaba tan bien como follaba, así,
para entendernos;
y no te preocupes, que cuanto más capullo y dolido le
parezcas
más ganas tendrá de hundir tus miedos entre sus tetas.
Yo mientras moriré de celos en la
boca del primero
que se sepa aprovechar de tus ausencias, que no son pocas.
Pero puedo dedicarte el orgasmo,
como se dedica un buen libro
y cuando vaya camino a casa
te prometo parar en
el bar donde me violaste el corazón
y confesarme con el primer camarero de
turno
que yo también se lo malo que es dormir con la conciencia sucia
y no
tengo ganas de que el insomnio me venga
con reproches de madrugada.
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