Por despejar las dudas.
Y el cielo.
Por volver azul todo lo que era gris,
y seguir,
en cambio,
respetando que el gris
es mi color favorito.
Por despejar los entresijos del destino,
y jugar esta
partida convencido
de que ya habíamos ganado.
Por ganarme,
por ganarme siempre.
Mientras yo me empeñaba en
perder.
Por despejar la mesa
de todos esos papeles a medias
que no
me permitían el orgasmo emocional.
Por hacerme el amor sobre ella.
Por prometerme que no te irás
cuando lo estaba haciendo yo;
y venir a buscarme al lugar
donde siempre lloro por alguien que no eres tú.
Y entenderlo.
Por tu infinita paciencia
frente a mis inquebrantables
muros;
por esperarme siempre en casa
sin hacerme demasiadas preguntas.
Por protegerme frente a mi misma
y reanimarme después
de
cada suicidio sentimental;
por enfadarte y darme voces
hasta hacerme conectar
de nuevo
conmigo misma,
y después,
bombearme el corazón
con canciones y
lugares.
Por hacer que llueva dentro
de una habitación cerrada,
y por
el sol que sale de todos los espejos
frente a los que me has besado.
Por desnudarme
pero sobre todo,
por vestirme.
Por vestirme de cafés en las mañanas,
y de conversaciones de
madrugada
que nunca me han llevado a ninguna parte.
Por tu fortaleza
frente a las más aguda
de mis delicadezas,
que me sigue torturando
alguna noche de fantasmas.
Por levantarte intacto de todas mis huidas
hasta que me
sangraban las rodillas
pero te dolían a ti.
Por despejar el armario
de todas las sudaderas
que olían a
quien ya nunca estaba.
Ahora quiero decirte
que te pareces a alguien
que se come
mis monstruos,
y que le planta cara
a los domingos de resurrección.
Donde me pesa solo un funeral.
Te pareces a recuperarme.
A volver a salir a cenar
para
acabar abriendo las piernas con timidez;
con las mejillas sonrojadas
mientras
Bécquer vuelve a tener sentido
en la quinta estantería de mi habitación.
Me recuerdas a sentirme bien,
y a las mandarinas.
A los helados de limón.
Sabes a miel
pero ni rastro de aguijones.
Y has vuelto a poner flores
en todos los jarrones
de una
casa que no sabía que era mía.
Toda la habitación huele a mar abierto,
y si me concentro,
siento como se mueve el velero de la nuca.
Está desapareciendo la urticaria
y las dos trenzas vuelven a
quedarme bien.
Me has despejado la espalda
de lunares que sangraban,
y les
has hecho el amor con la lengua.
Ahora puedo susurrarte,
mientras me aprendo de memoria
la
distancia de la bragueta
de todos tus vaqueros,
todo aquello que creía no poder
hacer,
para que te rías,
mientras yo trato de quedarme con tu imagen,
por si
las moscas.
Por si los años.
Por si cambiamos de opinión.
Si te vas,
pienso calentarme los pies y el corazón
quemando
todos los libros de poesía,
hasta que la ropa me huela a humo.
Hasta no ser más que un puñado de ceniza
que pica en los
ojos.
No voy a llevar luto si te vas,
pero puedo dormir contigo
dentro del ataúd que tienes en el salón,
y poner alta la televisión,
para
sentirnos vivos.
Pero ahora,
que sigues aquí,
que milagrosamente
y aun sin
plegarias,
sigues aquí,
déjame que te diga
que has despejado todas las despedidas.
Y que ahora,
la boca
siempre me sabe a beso.
Me ha gustado mucho todo lo que has destilado con tu sentir. Un poema o no poema muy bonito.
ResponderEliminarMil besitos.
Muchísimas gracias Auroratris, me alegra profundamente saber que te ha gustado, porque escribir es genial, pero si además algo utiliza un poquito de su tiempo para decirte que le gustó, entonces ya es un regalo.
EliminarUn abrazo.
Todo lo que se toca con amor, imprime su huella en el corazón...hasta de las cosas. Gracias, Amparo Iglesias. Siempre queda en todo sentido una buena rúbrica de coda, no sólo a cualquier canción, máxime a una buena poesía.
ResponderEliminarQue razón tienes Max! Todo lo que se hace con amor, siempre tiene su eco en la eternidad.
EliminarGracias a ti, un abrazo.
Gran poema, con una factura y una lenguaje muy actuales. Me gustó mucho, te lo digo con sinceridad, Amparo Iglesias Luque , mis felicitaciones :-))
Muchísimas gracias Mayte, te lo dije por Google+, pero con muchísimo gusto te lo repito aquí, es un verdadero regalo tener palabras y felicitaciones como la tuya, me ayudan y me animan siempre a seguir.
EliminarGracias, porque hacéis maravillas.
Un abrazo grande.
Quería decir "un lenguaje", perdón por la errata, jeje
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