Se acerca un día tan importante,
que el día que te marchaste
pasa a un segundo plano.
Pero sigue ahí,
por eso espero que entiendas
mi forma de
decirte que no me he olvidado,
y que me gustaría ser yo
quien encendiese la
vela de la tarta
y te mirase con ojos de deseo.
No puedo acercarme a ti
porque eso sería, irremediablemente,
alejarme de mi,
y ahora que he vuelto a recuperar
el contacto conmigo misma,
que nos hemos sentado a hablar de nuestros límites
y a enseñarnos a querernos
sin cada uno de los trozos que tú te llevaste,
no puedo volver a defraudarme.
Es un ‘’o yo o tú’’ continuo.
Y ya no puedo elegirte.
Se que estás en contra de que no hablemos,
pero recuerda que
tú tienes la perspectiva del que se marchó;
la mía es la de quien se queda
cuando ya no hay nadie.
Pero nunca me olvido de ti.
Ni de los días que son
importantes.
Eso tienes que saberlo.
Es un absurdo estar preparada para que vuelvas
y sin
embargo,
no poder tener contigo una conversación;
pero dejé de entender de
motivos y de razones
justo cuando empecé a entender de nosotros.
Todos los días pienso en como habría sido
si hubieses
elegido quedarte,
antes podía llegar a imaginar hasta el color
de las paredes
de nuestra habitación;
el número de vecinos que se enemistarían
por nuestros
gemidos,
y el lugar que ocuparía el tarro del café
en la estantería de la
cocina.
Ahora cierro los ojos,
y ni siquiera consigo ver la casa.
Y
sin embargo te veo a ti,
de un lado a otro del pasillo,
cogiendo los vaqueros y
el jersey;
besas a una chica rubia y sin rostro en los labios,
ella viste de
azul claro,
y nunca consigo verle la cara.
La imagen se diluye en cuanto obligo a mi mente
a dejar de pensarte:
‘’ya no vamos a ninguna parte’’.
Pero eso no hace que me haya olvidado de ti.
Dijiste que me
cuidara y es lo que intento,
aunque tenga noches de tormenta
en las que mis
demonios internos
se pelean por hacerle el amor a tu recuerdo.
Ya no pienso en si otras piernas o en si otras faldas;
estoy
agotada sentimentalmente.
Y he obligado a todas mis recaídas al exilio
emocional.
Ojalá todo pase pronto,
y me quede la paz de quien ya no
llega tarde a ninguna parte;
porque cuando nadie te espera,
el reloj es solo un
mero trámite.
He besado,
he follado,
y me he puesto guapa para otras
intenciones.
Y al final,
siempre llega el final
cuando vuelve tu comienzo.
Y eso que nunca comienzas del todo.
Ojalá, como te dije, pase pronto,
y me olvide del miedo:
quien tiene miedo aun teme perder algo.
Y yo ya no puedo permitirme perder nada
más.
Pero claro que me acuerdo de ti,
y dentro de mi siempre
habrá una pequeña parte
que simula ser el estadio diminuto de un pueblo de
montaña
donde se canta al unísono el feliz cumpleaños,
mientras miro al fondo
de una piscina vacía
y recuerdo cuanto va a dolerme la caída,
así que ya nunca
subo,
pero te canto.
Posiblemente nadie lo haga más fuerte que yo,
y confío en
que sepas a que me refiero.
Se que aun faltan unos días,
pero si espero al día exacto,
no seré capaz de articular palabra,
y posiblemente,
conseguiría que no pudieses
quitártelo de la cabeza,
y no quiero eso.
Espero que me leas,
y sé que así será,
y que me entiendas,
que comprendas porque lo hago ahora
y porque así.
Necesito más tiempo
porque aun salgo de casa
y espero
cruzarme contigo.
Felicidades K,
con todo mi amor.
con todo mi amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario