He colgado
mi número de teléfono
en la parte derecha de la ventana de la entrada.
He girado el
pomo de la puerta
y he arrastrado los pies al interior de nosotros mismos.
Cierro
fuerte los ojos
y escucho el teléfono.
Te imagino al otro lado,
llamando cuando
estás a punto de correrte
para que mi voz te de el último empujón.
Un suspiro y
se corta la línea justo cuando recuerdas
que tú no eres tan valiente.
Cuelgo.
Es
la quinta vez esta semana
y aun no me has dicho que me echas de menos.
O que me
echas muchos menos
de los que te gustaría.
Ahora veo a
una niña correr,
con un camisón azul,
y recuerdo que lo primero que le he
pedido
a mi nueva yo,
son vistas al mar.
La niña
juega y se ríe,
y me señala y me pide que vaya,
así que la sigo hasta la
segunda habitación;
en ella hay un monstruo enorme
que me guiña un ojo
y se la
traga del tirón.
La niña de
tus ojos ha sido devorada
por tu demonio interior.
Y tenía mi pelo.
Se enciende
solo el equipo de música
y suena algo de Sabina,
mientras todas mis faldas
desfilan
en otras piernas.
Queda droga en la mesa del salón
mientras trato de desabrocharme los zapatos
y de
correr al baño
para vomitar una a una
todas las bolas de pelo que se me han
hecho
de lamerme las heridas
desde que no me ronroneas.
Te enroscas
en otros tobillos
que no tienen ni idea de cual es
tu comida favorita,
pero de
madrugada todas las manos,
son manos amigas.
Así que le
lames los dedos
hasta borrarle los nudillos.
Después me
aprietas el cuello,
jurándome que me resucitarás
cuando estés preparado
para
quererte más de lo que te quiero yo.
Me cuentas
las pecas en voz alta,
como si fuesen ovejas dentro de un sueño
del que quieres
despertar
pero al que siempre intentas volver;
como quien trata de salvar justo
aquello
que acaba de matar.
Tiras el
revolver
y metes mi cuerpo en el congelador;
me pides perdón cada vez que te
acercas
a por algo de hielo
para una de esas citas
que fingen follar por exceso
de copas
y que solo te dejan que las llames putas en la cama.
Te veo ahora
pasear de un lado a otro del pasillo,
nueve baldosas a la izquierda y nueve a
la derecha.
Nueve.
Las mismas
letras que mentiroso.
Mentiroso.
Mentiroso.
Mentiroso.
Y cruzas la
puerta
porque sabes vivir sin soportarte
pero no sin que te soporte yo.
Los jarrones
están por el suelo
y las fotos son pequeños montones
que jugaron con fuego
en
un rincón de la habitación.
Donde hubo
llamas quedan cenizas,
si,
pero frías.
Abro la
ventana y dejo que vuelen,
te veo huir con el primer soplo
y te grito que eres
un maldito cobarde.
Nuestra historia
redonda
que siempre nos hace aterrizar
en el mismo lugar:
yo siempre llego
primero
y soy la última que se va.
Maldito
cobarde,
de nuevo.
Ahora te veo
tendido en el sofá,
con tele basura y cientos de latas de cerveza
que te huelen
a mis bragas y piensas:
‘’Pero esta
noche la copa no es conmigo’’.
Ni con tus
vaqueros,
ni con tu bragueta,
ni con tus orgasmos jurándome
que mañana vas a
empezar a ponerte digno
y no borracho,
y yo te abrazo,
porque te quiero muchas
veces,
pero cuando mientes,
lo hago más fuerte:
amor
al
arte.
Cruzas todas
las tardes la calle
pero ya no levantas la mirada hacia la ventana,
y eso que
me paseo desnuda.
Hace tres
días nos encontramos
en el supermercado,
en la sección de congelados,
como lo
nuestro;
no nos saludamos.
Así que
cuídate,
por si dudabas.
Y duda para
no curarte nunca del todo.
He colgado
mi número de teléfono
en la parte derecha de la ventana de la entrada.
He girado el
pomo de la puerta
y nos he puesto en venta,
a cualquiera.
Y me he
traído de vuelta,
aunque me haya salido caro,
me he comprado a mi misma
y no
pienso pedirte permiso
para invitarme a un café que se alargue
y termine en un
centenar de copas.
Ni siquiera
para desnudarme
y meterme en la cama.
Que si tu
hueco está frío,
siempre puedo dormir estirada.
El teléfono
de nuevo,
descuelgo:
‘’córrete solo,
como el día que corriste de mi
y no
conmigo’’.
uffffffff, genial!!!!
ResponderEliminarEmpieza a gustarme mucho encontrar tus comentarios, saber que te gusta, es más que genial, y créeme que si lo es, es porque se como escribes tú.
Eliminarguauuuuuu.....me encanta...me encantas....no encuentro el telefono???....jajajaja....gracias por compartirlo....meejor dicho..escribirlo¡¡..besos
ResponderEliminarJajajaja a mi me encanta que busques un huequito para leerme y para decirme que lo haces, me da fuerzas y empujoncitos en cantidades industriales!
EliminarUn abrazo!