Quiero pensar
que si aquel grupo
ochentero
te hubiese conocido,
si la vibración de las cuerdas de sus guitarras
se hubiesen topado con ese aire de tus caderas
que despertaban las ganas de
matrimonio,
habrían cantado para ti aquello de:
‘’y esos ojos que al mirar casi
hacen daño’’.
Todos los pintalabios rojos
iban a
parar al espejo de tu baño,
y no encontró la miopía mejor vistas
que las de tu
retina.
No había en todo Hollywood
ningún
espectáculo tan erótico
como el vuelo de tu vestido blanco.
Se ondeaba con la gracia de una bandera
Se ondeaba con la gracia de una bandera
que ha
encontrado el sitio adecuado por el que luchar;
dos piernas por las que pasar a
un segundo plano.
Dime cuantos kilómetros
te cabían
en la sonrisa
y de que forma conectaba aquel lunar
con la comisura de tu boca,
jugando a cambiar de sitio
cuando algún piropo te robaba la risa.
Que tú le regalaste a los cincuenta
otra definición del sexo:
‘’la forma perfecta
en la que encajaban
los huesos de
tus hombros’’.
Creías que tu mejor perfil era el
derecho,
sin saber que cualquier pintor del Renacimiento
habría sacado los
pinceles
solo para dibujar tu silueta.
Que cualquier artista
Que cualquier artista
habría derrochado todo su
arte por fotografiarte
uno de aquellos rizos rebeldes
que se te descolgaban con
esa gracia
que solo tiene la inocencia.
No había pisos céntricos
ni ramos
de flores
que te hicieran feliz,
y toda la fama que revoloteaba por tus caderas
desconocía que por la noche
solo hacías el amor con tus fantasmas.
No te mataba la ausencia
pero te
devoraban las cientos de manos
que jugaban a quererte.
Tus medidas descorrían más telones
y llenaban más teatros
que cualquier otra actuación de prestigio.
Cuantas mujeres no desearon
que se te cayera el
rubio
y tus ojos se volvieran oscuros,
y cuantos hombres pagaron
por unas
entradas de cine
cuando eran tus rodillas desnudas
las que ocupaban la gran
pantalla.
No importaba que lugar tuvieses
dentro de la función,
porque en el papel de la vida,
eras el centro de todas
las miradas.
Pero tus días siempre fueron
un
cúmulo de oportunidades
que te resultaban tan insípidas
que dejaste de verle
sentido a ser quien eras,
y como si toda la fama no oliese a nada,
como si todo
el reconocimiento
hubiese perdido su valor,
te dejaste ir.
Tú,
qué habías sido la
personificación de la primavera,
te marchitaste.
Y aun no se muy bien
si perdiste la
vida
o si fue ella quien te perdió.
Te llevaste los años cincuenta
en un frasco de Chanel nº5.
¡Otra preciosa poseía! ¡Otra joya más que nos regalas para nuestro disfrute! No me imagino como sería el video de esto. Será fantástico, como mínimo. La última frase "Te llevaste los años cincuenta en un frasco de Chanel nº5." me encantó, je, je.
ResponderEliminarEn el comentario de la anterior entrada me dabas las gracias por tener siempre palabras que te impulsan y te transmiten ganas de seguir con esto. Pero como siempre el agradecido soy yo y todos los que te leen por derrochar tan magnífico tan talento, mezclada con una vehemencia que a veces puede ser traviesa, je, je.
Y siempre compartiré tus entradas luego de leerlas o tus vídeos después de verlos ya que es lo mínimo que puedo hacer para que te descubra más gente. ;-)
Feliz inicio de semana. ¡Saludos!
Muchísimas gracias Nahuel, que siempre tienes buenas palabras! Me alegra que te guste la ultima frase, también es una de las que mas me gustan a mi, supongo que porque caracteriza muy bien a Marilyn.
EliminarCuando tenga un ratito me encantaría hacer un video sobre esto, pero uno especial!
Saludos!