Suelen decir que no hay nada
totalmente equivocado en el
mundo
que hasta un reloj parado
consigue estar en lo cierto dos veces por día.
Y después de coprotagonizar
todos nuestros polvos
podría
mirar a la cara al listo que escribió aquello
y hablarle de lo poco cierto que
ha habido nunca entre nosotros.
De todos los errores que guardamos
entre los huecos del
sofá.
Se nos coló el amor.
Y ya no hay limpieza general que lo
encuentre.
Coqueteaba con el chico de recepción, ¿sabes?
Pero hace unas mañanas
se atrevió a tener uno de tus
gestos.
Y me vine a casa para follarte en papel y lápiz.
Aunque hace tanto que no te huelo
que ya no se donde coño
se hallan mis mejores versos.
Y el orgasmo de final de frase.
Que poquito nos hizo falta para perdernos.
Noviembre te invitó a dormir.
Y Diciembre quiso hacerte eterno.
Imagino que tanto propósito no debe de ser sano
y que o
aprendo a liarme los petas sin ti
o me convierto en la chica más sana de tu
lista de conquistas.
Estoy pensando como hacer negocio con todo esto:
¿y si pongo
tus ausencias a buen precio?
‘’Algún día nos tomaremos un café’’.
Y ahora lo bebo a todas horas, a ver si acelero tu regreso.
Desde que te has ido, siento que nada es suficiente
quizás
porque a ti te dio por ser demasiado.
Demasiado distante para tantos latidos.
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