No creer en nosotros es la antesala de no creer en ti.
Y yo no puedo creer en lo imposible
que esconde nuestra
realidad
si tú te niegas a darme la oportunidad de colocarnos
en una historia
que hable de las posibilidades
que tenemos para querernos de alguna forma que
no duela.
Recuerdo cuando yo era tu chica
y no un montón de intentos
frustrados
que te retenían mientras te empujaban al naufragio.
Ojalá hubieses aprendido a quererte a través de mi.
De mis
domingos y mis lunares.
Que comentan por ahí que quien se entiende en la cama
suele
hacerlo en todo lo demás;
y que poca razón tienen las malas lenguas
como si
por el hecho de liarte entre las sábanas
con el arte de un domador de deseos,
no pudieses liarte entre mentiras
que hablasen más fuerte que todos los
orgasmos.
Que follarse es muy sencillo
así que hablemos del alma.
De
lo que te dice tu alma
cuando en vez de quitarme las bragas
me quito la
máscara y dejo que mis miedos y mis dudas,
que calzan un cuarenta y cuatro,
se
te metan en los zapatos
y te acompañen allí donde vayas.
Y te queden grandes.
Que amarse en verano con poca ropa
y aun menos
preocupaciones, es de cobardes;
pero nosotros nos conocimos en Noviembre
¿recuerdas?
Y enamorarse entre catástrofes y frío,
con más bufandas que
esperanzas,
es de atrevidos, de aventureros, de valientes.
De escritores.
No quiero que ahogues las penas en cualquier bar
ni que la
camarera sea el centro de tu diana esta noche;
no quiero que otras manos te
quieran tan mal
que necesites que te quieran muchas veces
para equiparar al
menos una cuarta parte
de lo que te quería yo en un solo polvo.
¿Lo entiendes?
Y no son celos,
es que ahora eres tan anti-nosotros,
que yo
he dejado de ser yo; y tú…
¿dónde estás tú?
‘’No siento lo mismo por ti’’.
Y creo que para eso no existen canciones.
‘’No siento lo mismo por ti’’
Y entonces el concepto ‘’siempre’’
perdió toda su
credibilidad.
Y empezó a enemistarse con el diccionario.
No se cuando decidiste que un ‘’nosotros’’
ya no era
suficiente, y que no querías ser hogar.
Que ahora estar a salvo no era entre
tus costillas
y que tus pulmones se habían declarado en huelga de mi perfume.
Tú dijiste siempre y yo me lo creí.
Porque mientras nada era
para siempre
yo no sabía quererte de otro modo.
‘’¿Vas a quererme siempre?’’
Y afirmabas, con la misma
seguridad que se siente
cruzando un paso de peatones
cuando el muñequico está
en verde.
‘’Siempre es mucho tiempo’’
Te solía decir yo;
y me mirabas
como quien ha olvidado el concepto de tiempo
y mide su amor en intensidades.
Supongo que entenderás
que ahora no sepa quien eres.
Del mismo
modo que no se quien soy yo.
Y el espejo me mira regañándome
por el desaliño de
mi memoria,
que está patas arriba
y se niega a reconocer que ha perdido la
poesía
que había en cada uno de tus gestos,
cuando me mirabas con todas las
catástrofes mundiales
al borde de tus pupilas
y sin embargo, nada me parecía más
acogedor que tus manos.
No se que significa siempre para ti,
y por culpa de esa
falta de determinación
has conseguido que tampoco sepa exactamente
que quiere
decir para mi.
Pensé que siempre era el deseo de ver
una mezcla perfecta de
nuestros genes
corriendo por el salón
mientras me sigues pareciendo
la
personificación de todos los versos de Bécquer.
Que siempre eran todos los días de nuestra vida
entre
cuatros paredes que hablen de las adversidades del tiempo
y de como las hemos
superado a golpe de polvo y amor.
Tal vez eran todas las fotos que conservaríamos de los
lugares
a los que fuimos escapando de la rutina
para volver siempre a casa con
la certeza
de que estar atrapados entre calendarios no es ningún problema
si
las agujas del reloj siguen contabilizando promesas.
Siempre que tus camisas siguiesen sentándome así de bien
sobre
todo cuando me las quito;
y del armario no colgasen más que las ganas
de pasar
el día tan faltos de ropa como de distancia.
Igual siempre eran todas esas canciones
que me hacían llegar
rápido a tu bragueta o a tu corazón;
o quizás era la forma perfecta
en la que
mi culo encajaba en tus rodillas.
A lo mejor siempre era el tiempo exacto
que tardaban en
disiparse mis inseguridades
justo después de que tu boca me regalase un par de
razones
con las que creer en todo lo que nos unía.
Puede que realmente
jamás haya sabido muy bien que
significa siempre
no voy a negártelo;
pero de lo que si estoy segura,
es de
que siempre jamás ha sido nunca;
que siempre era un concepto mucho más repleto
de lo que lo son tus ganas de mi en este preciso momento.
Que siempre en ningún caso puede ser un ‘’adiós’’
ni
siquiera un ‘’hasta luego’’;
y en el caso de que lo fuese,
perdóname, pero me
declaro enemiga oficial
de todos los labios que lo pronuncian
y de todas las
manos que lo construyen.
Y entonces en lugar de decirme
que siempre vas a quererme,
déjame que te diga que prefiero oír
que nunca vas a olvidarme.
Qué bonito que escribas sobre el siempre que tememos pronunciar y el nunca que tememos escuchar. Besos
ResponderEliminarLas palabras que siempre tememos escuchar, nada mejor que hacer con ellas poesía.
EliminarEs genial leer tus comentarios.
Mil besos!