miércoles, 7 de mayo de 2014

Cada oveja con su pareja, y yo sin ti.

Todo parte de una distancia.
Al principio no te das cuenta
pero terminas por no levantarte cuando suena el teléfono. 

Después, el capuchino para dos no trae conversación.
Y la voz de tu contestador parece tan ausente como tú.

Creo que lo peor de empezar a distanciarte 
es convivir contigo mismo mientras los días pasan con alguien.

Toda nuestra historia me cabe en un folio en blanco.
Un par de garabatos que se encuentran en paralelo 
y terminan follándose hasta al más sarcástico de nuestros puntos y finales.

Vivir en un eterno debate con todos los meses 
que saben de nuestras batallas, y jurarles que en un momento 
del que ya no me acuerdo
tuvimos futuro, compartimos calendario.

‘’Será verano allí donde estés’’
¿Y ahora qué? 
A penas quedan unos meses 
y yo sigo con el corazón liado en una bufanda.

Cuando todo olvido habla de ti
no puedo evitar querer bajarle la bragueta 
y apaciguar los errores con la lengua; 
y no puedes culparme por tratar de buscar orgasmos 
en el vacío de unos ojos azules
porque de madrugada todos los gatos son pardos 
y todos los recuerdos escuecen hasta poner los ojos en blanco.

Ahora puedes hablar de lo puta que he sido. 
Del poco tiempo que he tardado en dejarme las bragas en casa. 
Y puede que hasta tengas razón, vete tú a saber.
Un poco puta, un poco dolida, un poco rota.
Un poco de todo y muy poco de ti.

Y petas, a ver si el olor a hierba apacigua a las fieras 
y me abre los pulmones. 
Como la poesía con el alma o la música con el pasado. 
Cada oveja con su pareja, y yo sin ti

Así que, puedes llamarme puta 
si eso va a hacer que escribas a deshoras; 
que por protagonizar tus escritos 
yo me pongo a la altura de lo que exijan tus letras.

Cuéntale a ese nuevo ligue de piernas largas
lo bien que se me daba equivocarme contigo
y ya que las comparaciones son tan odiosas como necesarias
dile que fallaba tan bien como follaba, así, para entendernos; 
y no te preocupes, que cuanto más capullo y dolido le parezcas
más ganas tendrá de hundir tus miedos entre sus tetas.

Yo mientras moriré de celos en la boca del primero 
que se sepa aprovechar de tus ausencias, que no son pocas.

Pero puedo dedicarte el orgasmo, como se dedica un buen libro
y cuando vaya camino a casa
te prometo parar en el bar donde me violaste el corazón 
y confesarme con el primer camarero de turno
que yo también se lo malo que es dormir con la conciencia sucia
y no tengo ganas de que el insomnio me venga 
con reproches de madrugada.