domingo, 23 de marzo de 2014

Eterno crimen.

He vuelto tantas veces
a la escena del crimen
que me he hecho íntima del cadáver.
Merodeo por allí a menudo.
Con el vestido azul
del polvo de los sábados.
Y las medias a juego con el corazón.
Rotas.
Sucias.
Te pienso,
con la misma intensidad que se pone
en pedir un deseo.
Y te recuerdo hecho poema.
Te pareces al último que te escribí.
Estás tan guapo
que hasta el cadáver
ha abierto los ojos de par en par.
Me acerco a ti. Sin hacer ruido.
No quiero despertar nuestros miedos.
Y te miro.
Te miro con los ojos llenos de anhelo
como quien espera el verano
en pleno Febrero.
Te suplico, en silencio
un poco de oxígeno
que me siento pez en mitad
del mar muerto.
Pero no te encuentro.
Y dime como cojones
se le hecha un polvo al viento.
Mírame, mírame.
Con lo poco que habrías tardado antes
en invitarme a tu cielo
atajando por tu bragueta.
Que pena que hayas huido tanto
que ya no pueda encerrarte
ni en mis poemas.
Con lo infinitamente sexy
que estabas hecho letras.
Así, sin ropa y con futuro.

Me habría ido al norte contigo.
Donde no se saludan con dos besos,
y la siesta es sólo una costumbre
de vagos o andaluces.
Te habría acompañado
a una ciudad sin mar;
sin más sal que la del tequila
que tomemos antes de follarnos el alma.
Y te lo juro,
que habría cambiado
todas mis sudaderas
por una de tus camisetas rotas.
Habría vivido dentro de tus ideales
protagonizando tu preferido.
Pero me he quedado fuera de tu rutina
y tu calendario ya no te habla de mi
ni siquiera cuando hace frío.
No quiero ser tu verano.
Podría conformarme
con un par de días de Enero.
A doscientos besos la hora.
A miles de litros de saliva el minuto.

Vamos a negociarlo.
Mientras te susurro todas las mentiras
que he dicho sobre tu nombre.
Mientras te confieso las pocas copas
que me hacían falta
para pensar en tu boca
mientras besaba cualquier otra.
Las pocas copas que me hacían falta
para jurarte amor eterno.
A ti.
Que no sabías quedarte a dormir.
A ti.
Que eras incapaz de prometerme
dos veces el mismo futuro.

Ojalá pudiese pedirte que vinieras.
Hacerte entender que me caigo
en el vacío de mis propios sueños
desde que me he prohibido soñarte.

Y mi orgullo
que siempre ha sido más alto
que la Torre Eiffel,
lleva meses pensando
como va a hacerte volver.

Al menos a mis escritos.

Porque si no puedo hablar de ti,
tampoco podré hacerlo de mi.
Y eso si que es un puto desastre.




4 comentarios:

  1. Es muy notable, que dentro de sus letras formen escritos únicos y verdaderamente profundos; que a la vez son palabras muy inspiradoras pero en tiempos de otoño e invierno. Refiriéndome que aunque teniendo aire fresco en los pulmones, no basta para sentirnos completamente amados.


    Me encantaron sus escritos. Y muchísimas gracias por su invitación.

    ¡Le deseo un hermoso día bella dama!

    ResponderEliminar
  2. Cuando la inspiración está basada en experiencias reales y no son fruto de la imaginación es cuando se puede profundizar en los sentimientos hasta llegar hasta el tuétano si hace falta. Seguro que el desamor y la ausencia te inspiran. Espero que las musas siempre te acompañen y que lo que te inspire sea la felicidad o el amor correspondido. De cualquier forma, la belleza siempre acompañará tus escritos. Un placer. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es realmente cierto que cuando se trata de experiencias vividas o sentimientos reales, es mucho más sencillo e intenso atraparlos y hacerlos letras, y conseguir que los demás se sientan cómplices junto a mi de cosas vividas.
      El desamor y la ausencia no me acompañan todos los días, pero están en mi, en una parcelita de mi, y acudo a ellos cuando en días muy presentes, el pasado se vuelve demasiado real... Es la forma de dedicarme un rato a él y poder continuar después con mi día a día, de lo contrario estaría molestándome siempre.
      Es un verdadero placer que halles belleza en mis escritos, pero estoy segura que lo verdaderamente bello, son todas las pupilas que entre horarios agotadores, responsabilidades y planes, buscan un hueco para dedicar a la lectura, es admirable.
      El placer, como ya dije, es mío.
      Un saludo aun más grande que el anterior.

      Eliminar
  3. Lamento en haber tardado en leerte. Ojalá pudiera hacerlo más seguido, pero como estoy teniendo poco tiempo y tengo otros blogs que leer me impiden disfrutar tus letras. A veces, por unos segundos, me pongo ansioso por saber cuándo vuelvo a tu blog. ji, ji. Sé que suena como un fanático obsesionado, pero espero que no creas eso, por favor.

    No pude evitar leer los comentarios anteriores y debo decir que esas cosas, como el desamor y la ausencia, siempre inspiran y sirven para alejar los malos recuerdos cada vez más y más.

    Sé que lo que diré puede sonar precipitado y tonto de mi parte porque desconozco por completo la situación, pero... muy idiota el que te dejó, no supo querer a alguien con un talento tal que le hubiera dedicado sus letras toda la vida y de una forma más creativa que la otra.

    Por suerte no te quitó el talento. Fíjate en lo que le pasó a María Callas, se apartó de la lírica siendo la más grande soprano de todos los tiempos por un hombre y cuando éste la dejó se marchó con su voz. Nunca más volvió a tener su color especial. (también es verdad que para su edad era comprensible que hubiera perdido parte de su instrumento, aunque el desamor fue el que mermó su gran talento) Hay que agradecer que no te haya quitado tu talento.

    En fin, como siempre, un placer leerte. (mira que ya no te trato de "usted", perdón si molestó en algún momento, era cortesía, nada más. Pero ya que me has dado tu permiso para tutearte lo haré.) ¡Saludos!

    ResponderEliminar