sábado, 14 de marzo de 2015

A salvo.


Cuando llegue el fin 
de las palabras escritas en folios de papel blanco, 
con un lápiz afilado para agujerearte el corazón 
y que se desangre en versos, 
cuando llegue el día en el que el sonido de unos pasos 
no nos recuerde a unos pies concretos 
caminando por el pasillo de casa, 
cuando todo el amor no sea más que superfluo y convencional, 
estarán solo a salvo aquellos que abren el armario y
 su camisa favorita sigue siendo esa sin botones 
que huele a perfume pasado de moda.

Estarán a salvo quienes siguen deseando 
que la esquina de su calle 
no sea más que un muro donde él pueda apoyarse
 para esperar a sus encantos 
que andan pintándose los labios en el espejo del baño.

Quedarán en pie aquellos que se visten 
para que otras manos los desnuden 
con la paciencia de quien trata de aprenderse de memoria 
cuantas pecas caben en una nariz.

Solo estarán a salvo quienes ven belleza 
en un montón de ropa tirada por el suelo, 
mientras dos pies se vuelven a conocer 
debajo de las sábanas.

Lo estarán  aquellos que solo sepan fumar de otras manos, 
de otras ganas, de tabaco en boca ajena; 
aquellos que tengan tantos vicios como motivos. 
Y tantas razones como metas.

A los que respirar les recuerde 
que el paso de los años no es tan mala señal.

Van a sobrevivir aquellos que empiezan 
una nueva vida todos los días; 
los que despiertan con ganas de comerse su mundo particular 
que está haciendo café en la cocina.

Cuando vengan los tiempos sin poesía, 
sin manos frías debajo de su sudadera, 
cuando vengan las noches en vela 
en las que no queden recuerdos a los que llorar, 
solo van a sobrevivir quienes escribieron en su diario 
algo sobre una sonrisa, 
sobre una carta que escoden bajo la mesita, 
sobre esa canción que encajaba tan bien en sus caderas.

Quedarán aquellos que guardan unos vaqueros 
porque a él le gustaba como le sentaban a su culo, 
aunque hace años que no quepan en ellos; 
seguirán a los que no les ha importado vivir de rodillas 
por estar más cerca de unos tobillos 
a los que había que convencer de que se quedaran.

Van a salvarse quienes han desestructurado su vida 
para darle sentido a la de otro; 
aquellos que han cruzado deprisa y con los ojos cerrados 
cuando el semáforo estaba en rojo; 
quedarán los que no saben de pretextos, 
que no tienen más Biblia ni plegarías 
que un puñado de promesas.

Cuando no queden genios ni escépticos 
y nadie recuerde quien escribió aquello de ‘’poesía eres tú’’, 
cuando quinientas noches empiecen a parecernos muchas 
y creamos que Sabina exageraba, 
solo van a quedar en pie los que crean 
que unos gemidos en el oído adecuado,  
siguen pareciendo música.
Y encuentran rimas entre los huecos de otras costillas.

Cuando ya nadie se lie la vida 
con el arte de un yonki de carretera, 
cuando nadie haga cola durante horas 
para dejarse la voz en un concierto, 
cuando ya no se guarden entradas de cine o billetes de autobús; 
cuando todo el mundo se empeñe en olvidar el pasado 
y no sientan el cosquilleo en la tripa 
al levantarse la falda de la niña más guapa 
de toda la capital, 
cuando todo eso pase, 
solo van a sobrevivir aquellos que de un escote, 
se quedan con los lunares y no con la caída.

Los que saben cuantos huesos 
se te marcan en las rodillas 
al cruzar las piernas con ese aire de femme fatale 
que se te escapa 
cuando quieres ser el centro de su mirada.

Y es que cuando todos caminen 
sin pararse a leer ni uno solo de los carteles 
de esos señores que duermen en la calle, 
nos habremos dejado el corazón tan escondido 
que habrá acabado en alguna oficina de objetos perdidos.

Cuando creamos que las locuras por amor 
no son más que una leyenda, 
solo van a salvarse quienes fotografiaron a alguien 
recién levantado 
y guardaron las fotos en un álbum 
al que llamaron ‘’hogar’’.

Y es que, cuando todos olviden 
que pueden ser héroes, 
yo VOY-A-TENERTE, 
y entonces, como aquel al que le sale el primer sonido 
de una guitarra con la que lleva meses batallando,  
VOY-A-SENTIRME-EN-CASA.


Y en casa una, siempre está a salvo.

5 comentarios:

  1. Muy bonito. A veces es suave y dulce y otras veces es fuerte e intenso. Excelente poema.

    Me alegra que esté de vuelta. No importa cuánto, pero mientras nos deleite con sus letras siempre estará presente ;-) ¡Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias Nahuel, aunque es bien cierto que poco tienen que hacer unas letras sin unos ojos que con paciencia, se posen en ellas.
      Es mucho más que una alegría saber que te gusta.
      Amparo.

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Muchísimas gracias Candela, no creo que haya nada mejor que puedas decirle a alguien que escribe.
      Infinitas gracias.

      Eliminar
    2. Muchísimas gracias Candela, no creo que haya nada mejor que puedas decirle a alguien que escribe.
      Infinitas gracias.

      Eliminar