viernes, 27 de noviembre de 2015

¿Te sentías libre o te sentías sola?

Dime cuantas veces 
has cruzado un campo de minas 
con el único miedo de llegar viva al otro lado.

Viva al otro lado 
donde nadie te espera.

Mientras se te elevaba el vestido 
hasta la garganta 
y sentías frío allí donde debería estar prohibido.

¿Te sentías libre o te sentías sola?

Dime que sientes si sumas 
y el resultado siempre es cero.

Cuatro sábados en cuatro camas 
con cuarenta besos y doscientas copas, 
siempre es cero.

Que poco nos ponemos de acuerdo 
para lo mucho que nos vemos.

¿Te sentías libre o te sentías sola?

Dime si alguna vez has volado 
tu habitación por los aires 
con la esperanza de que el olor a pólvora 
te recordase al buen sexo.

Y no tenías más miedo 
que el miedo de no tener miedo.

Nadie te tocaba el pelo ceniza 
ni te limpiaba a lametones 
los rastros de aquel incendio.

Te colocabas una a una todas tus piezas 
mientras caías en la cuenta 
de que no encajabas en ningún sitio.

Ni en ti misma.

¿Te sentías libre o te sentías sola?

Dime si has revivido una voz pasada 
en paralelo a un presente en el que nadie habla, 
con dolor en el dedo índice 
de tener pulsado el botón de reproducir.

Reproducir.
Reproducir.

Reproducir-se. 
Hasta clonarnos en dos como nosotros 
que sepan hacer las cosas muy bien 
fuera de la cama 
y estrepitosamente mal, sucio y vulgar, 
dentro de ella.

Y sonríes,
porque no sabríamos hacer las cosas bien 
ni en la versión mil de nosotros mismos.

¿Te sentías libre o te sentías sola?

Fumo donde no me dejabas 
para ver si vienes a regañarme, 
con lo que me gustaba gritarte 
en sitios públicos 
mientras todos pensaban 
en nuestra relación de mierda, 
sin saber que ocasionar enfados 
no es más que la antesala 
del polvo de reconciliación.

Ilusos.

Ahora también lloro donde reíamos 
y río donde llorábamos, 
porque no pienso volver a seguirte la corriente.

Me revelo en contra de todas 
tus supuestas acertadas decisiones, 
pero tranquilo, 
que no voy a pedirte que vuelvas.

Estoy bien sin ti 
en todos los lugares que me hablan de ti.

¿Te sentías libre o te sentías sola?

Dime si alguna vez te has olvidado 
de un próspero futuro 
donde todas tus caras más conocidas 
te prometían felicidad, 
como si fuese un producto 
con el que comercializar, 
e irrumpías en el pasado, 
en todos los locales que te abrían sus puertas 
para conmemorar aquellas épocas 
en las que eras el pedazo de carne más sexy 
de los suburbios de la ciudad.

No quiero mejorar. 
Ni elegir mejor. 
Ni usar la razón. 
Ni escoger con lógica.

No hay nada que me llame la atención 
en un camino consecutivo 
de decisiones bien tomadas.

Llámame kamikace. 
O tonta. 
O estúpida.

Si consigues que te deteste un poco 
podré desnudarte con rabia.

¿Te sentías libre o te sentías sola?

He llorado tanto tu falta de cojones 
que he aprendido a nadar sobre la misma cama 
que te ahogaste tú.

Te recuerdo náufrago.

Y te he seguido queriendo, 
aunque te hundiste en el fondo de un mar 
al que ya nunca voy en vacaciones.

Sumando noches 
hasta superar las quinientas.

¿Te sentías libre o te sentías sola?

Dime si alguna vez has luchado 
en dos equipos a la vez, 
uno contigo y otro contra mi.

Y yo en ninguno.

Con cientos de mechas encendidas 
a punto de volarme las pecas 
para sembrar girasoles 
en un tierra en donde nunca da el sol.

Y regarlos. 
Y mimarlos. 
Y cuidarlos.
Solo para ver como mueren.

¿Te sentías libre o te sentías sola?

Dime si has imaginado 
como debe ser casarse con otro 
que no es él, 
mientras en la iglesia 
suena la antología de su risa 
como marcha nupcial.

Y de repente, 
todo es un funeral 
del que eres la protagonista principal.

Un desconocido lee unos votos 
en los que juras ser fiel: 
‘’¿a ti o a él?

Pero aun no me has contestado a la pregunta: 
¿te sientes libre o te sientes sola?

Y bueno, 
me siento, 
que para no hacerlo 
en sus rodillas, 
viene a ser suficiente.





6 comentarios:

  1. Impactada ante tus letras que me han llegado profundo. Tan realista y se la vida misma. Gracias por tu obra. ¡Un saludo afectuoso!

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    1. Muchísimas gracias por tus palabras Leah.

      Un abrazo enorme.

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  2. Libre y sola es mucho mejor que acompañada y presa. Osea, Amparo, es mejor que no haya contraposición, sino complemento. Lo de la soledad es un concepto muy contrario al amor propio. Me explico: sentirse solo es, para mí, el no hallarse a gusto consigo. Cuando uno ama a la persona que tiene más cerca, no está, o no se siente solo; esa persona es uno mismo. Cuando uno aprende de ese modo a amar está preparado para amar al otro sin huir de la soledad. Un beso gordo, querida Amparo. Que me gustas mucho

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    1. Totalmente de acuerdo, sentirse libre no significa estar sin pareja, tienes que sentirte libre allí donde estés y con quien estés, compartir tu vida nunca debería conllevar el dejar de sentirse libre; y por supuesto, la soledad, entendida como abismo, puede tenerse estando sola o compartiendo tu vida, y en ambos casos en sinónimo de no encontrarse bien con uno mismo: solo cuando aprendemos a disfrutar de nuestra propia presencia, estamos preparados para disfrutar de la de los demás. Pero el texto va en otra dirección, me refería al momento en el que dejar una relación, según que tipo de relación o según el sentimiento o la persona, nos puede hacer sentir libres o sentirnos solos... Habla de los matices, de lo relativo que se vuelve algo según quién, qué, cuándo, cómo y porqué.

      Otro beso el doble de grande y de sonoro!

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  3. sentirse libre en soledad o solamente sentirse libre, a veces la compañía me abruma, otras la soledad me mata, y la libertad no acabo de verla venir cuando ya se ha ido sin avisar (a la francesa), menos mal que siempre me queda la compañía de tus letras

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