viernes, 8 de abril de 2016

Por despejarme.

Por despejar las dudas.
Y el cielo.

Por volver azul todo lo que era gris,
y seguir, 
en cambio, 
respetando que el gris 
es mi color favorito.

Por despejar los entresijos del destino, 
y jugar esta partida convencido 
de que ya habíamos ganado.

Por ganarme, 
por ganarme siempre. 

Mientras yo me empeñaba en perder.

Por despejar la mesa 
de todos esos papeles a medias 
que no me permitían el orgasmo emocional.

Por hacerme el amor sobre ella.

Por prometerme que no te irás 
cuando lo estaba haciendo yo; 
y venir a buscarme al lugar 
donde siempre lloro por alguien que no eres tú.

Y entenderlo.

Por tu infinita paciencia 
frente a mis inquebrantables muros; 
por esperarme siempre en casa 
sin hacerme demasiadas preguntas.

Por protegerme frente a mi misma 
y reanimarme después 
de cada suicidio sentimental; 
por enfadarte y darme voces 
hasta hacerme conectar de nuevo 
conmigo misma, 
y después, 
bombearme el corazón 
con canciones y lugares.

Por hacer que llueva dentro 
de una habitación cerrada, 
y por el sol que sale de todos los espejos
 frente a los que me has besado.

Por desnudarme 
pero sobre todo, 
por vestirme.

Por vestirme de cafés en las mañanas, 
y de conversaciones de madrugada 
que nunca me han llevado a ninguna parte.

Por tu fortaleza 
frente a las más aguda 
de mis delicadezas, 
que me sigue torturando 
alguna noche de fantasmas.

Por levantarte intacto de todas mis huidas 
hasta que me sangraban las rodillas 
pero te dolían a ti.

Por despejar el armario 
de todas las sudaderas 
que olían a quien ya nunca estaba.

Ahora quiero decirte 
que te pareces a alguien 
que se come mis monstruos, 
y que le planta cara 
a los domingos de resurrección.

Donde me pesa solo un funeral.

Te pareces a recuperarme. 
A volver a salir a cenar 
para acabar abriendo las piernas con timidez; 
con las mejillas sonrojadas 
mientras Bécquer vuelve a tener sentido 
en la quinta estantería de mi habitación.

Me recuerdas a sentirme bien, 
y a las mandarinas.

A los helados de limón.

Sabes a miel 
pero ni rastro de aguijones.

Y has vuelto a poner flores 
en todos los jarrones 
de una casa que no sabía que era mía.

Toda la habitación huele a mar abierto, 
y si me concentro, 
siento como se mueve el velero de la nuca.

Está desapareciendo la urticaria 
y las dos trenzas vuelven a quedarme bien.

Me has despejado la espalda 
de lunares que sangraban, 
y les has hecho el amor con la lengua.

Ahora puedo susurrarte, 
mientras me aprendo de memoria 
la distancia de la bragueta 
de todos tus vaqueros, 
todo aquello que creía no poder hacer, 
para que te rías, 
mientras yo trato de quedarme con tu imagen, 
por si las moscas.

Por si los años.

Por si cambiamos de opinión.

Si te vas, 
pienso calentarme los pies y el corazón 
quemando todos los libros de poesía, 
hasta que la ropa me huela a humo.

Hasta no ser más que un puñado de ceniza 
que pica en los ojos.

No voy a llevar luto si te vas, 
pero puedo dormir contigo 
dentro del ataúd que tienes en el salón, 
y poner alta la televisión, 
para sentirnos vivos.

Pero ahora, 
que sigues aquí, 
que milagrosamente 
y aun sin plegarias, 
sigues aquí, 
déjame que te diga 
que has despejado todas las despedidas.


Y que ahora, 
la boca 
siempre me sabe a beso. 



7 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho todo lo que has destilado con tu sentir. Un poema o no poema muy bonito.
    Mil besitos.

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    1. Muchísimas gracias Auroratris, me alegra profundamente saber que te ha gustado, porque escribir es genial, pero si además algo utiliza un poquito de su tiempo para decirte que le gustó, entonces ya es un regalo.

      Un abrazo.

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  2. Todo lo que se toca con amor, imprime su huella en el corazón...hasta de las cosas. Gracias, Amparo Iglesias. Siempre queda en todo sentido una buena rúbrica de coda, no sólo a cualquier canción, máxime a una buena poesía.

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    1. Que razón tienes Max! Todo lo que se hace con amor, siempre tiene su eco en la eternidad.

      Gracias a ti, un abrazo.

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  3. Gran poema, con una factura y una lenguaje muy actuales. Me gustó mucho, te lo digo con sinceridad, Amparo Iglesias Luque , mis felicitaciones :-)) 

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    1. Muchísimas gracias Mayte, te lo dije por Google+, pero con muchísimo gusto te lo repito aquí, es un verdadero regalo tener palabras y felicitaciones como la tuya, me ayudan y me animan siempre a seguir.

      Gracias, porque hacéis maravillas.

      Un abrazo grande.

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  4. Quería decir "un lenguaje", perdón por la errata, jeje

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