viernes, 8 de agosto de 2014

Léeme.

Y si hacemos al amor libro, 
con todo lo que hay antes de su creación: 
ensayos, tachones, enfados
y cientos de ojos que se atreven a leerlo.

Un corazón que ose sentirlo.
Y lo destroce.

Como hacen las guerras con la tranquilidad.
Los mezquinos con la amistad.
La cobardía con las promesas.

Vamos a hacerlo libro
y dime en que página quieres besarme
y a partir de que capítulo 
aparece la rutina como el menú del día a día.

Quiero que al principio, 
todo sea verano, 
que alguien dijo que enamorarse en esa época, 
es lo adecuado.

Después tendremos invierno de sobra para llorarnos.

Para congelarnos entre los cientos de hielos 
de las cientos de copas que no nos hemos tomado
y que nos pesan en la lista de imposibles.

Hay condiciones que son innegociables,
como el hecho de que vengas a dormir, 
que tienes tantas lunas en la bragueta
y ninguna es la que se vislumbra desde mi ventana.

Y vuelta a girar la moneda, 
que si sale cara nos besamos, 
y si sale cruz volvemos a tirar.

No me hables de Sabina, 
que le he superado en noches, 
quinientas eran muy pocas para tanto orgasmo, 
tan pocas como las siete vidas 
que tiene un gato para tanto error.

Hay quienes no mueren 
ni siquiera por ese liderazgo 
que ejerce el tiempo 
entre caricias suicidas y amores baratos.

No me hables de que te has recuperado, 
porque pienso vivir en tu cama 
aunque tu esperanza se haya mudado a otras bragas, 
aunque no sean ya mis ojos tu lugar de reunión, 
aunque haya otras faldas mucho más cortas 
que vuelan con la rapidez de una mentira
y la agilidad de aquel cojo 
al que no pillaron en ningún refrán.

Tengo que tener cuidado, 
pero hoy lo he dejado en casa, 
no combinaba con el color de mi ropa interior, 
quizás cuando me la quites vuelva a aparecer, 
pero nunca habla tan alto como para tenerlo presente, 
y se me olvida.

Se me olvida andar con cuidado 
por la cuerda de tus instintos, 
y me caigo, que yo nunca he sido equilibrista, 
y si se trata de la costura de tu bragueta, 
entonces no consigo siquiera 
colocar el norte entre coordenadas 
que juegan al despiste.

En noches de tormenta, 
la boca se te vuelve chantaje y apuesta, 
y quedo sucumbida por todo aquello 
que prometes en el mismo bar de siempre, 
donde todos saben que mientes, 
incluida yo.

Creo que hemos llegado a Diciembre, 
por más calor que haga entre tus dudas.

Y como siempre, el invierno todo lo arrasa, 
todo lo cura, 
o eso dicen aquellos que no han tenido un calendario 
que hable siempre de rupturas, de encuentros, de locuras, 
de noches huyendo de una realidad que sabe a café ácido.

Ha llegado el frío antes de hora, y dime 
¿qué harás ahora cuando las copas de más 
no puedan llevarte hasta mi calle?

Cuando mi cama no huela a tus lunares.
Cuando mi pelo no reconozca el tacto de tus dedos 
y se encrespe, como un gato con un perro, 
como la imposible combinación del agua y el aceite.

¿Va a saberte a gloria esta derrota?

Ya se los cientos de besos 
que te caben en la boca, 
aunque no sean mis labios tu área de servicio, 
ni mis dientes tus siete maravillas.

Y puede que todo el mundo que necesito 
se encontrase inclinado en la punta de tu nariz, 
haciendo noche en cada una de tus pecas 
y yendo de viaje a los hoyuelos de tu sonrisa, 
bañándose en la sanación de tu saliva.

Pero como pasa con todos los libros, 
a alguien le dará por leerme, 
encontrará versos que escaparon a tu ceguera, 
cuando tus pupilas se dedicaban a coleccionar escotes.

Puede que estuviese dispuesta 
a morder el polvo por ti, 
a morir y vivir en cada una de las noches 
en las que te inventas, 
pero recuerda que el mundo sigue aquí, 
como la voz grave de Sabina 
cantando aquello de: 
''y la vida sigue, 
como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.''


Y yo empeñada en que habla de ti. 

2 comentarios:

  1. ¿Que la lea? Pues lo estoy haciendo. Je, je, je. Perdón si la humorada la ofendió.

    Es un poema hermoso. Tiene una forma de escribir que me... atrapa. Creo que esa es la palabra. Me convenzo cada segundo de que es así. Y como para que no. Vaya desvelo me ha causado. No lo tome como reproche, parece que tiene un gran lector de sus letras, je, je, je. Pero es cierto que parte de mi desvelo se debe a unos asuntos que me tienen desasosegado y que sus letras me han calmado un poco.

    Son como aquellos bocadillos que uno no puede comer sólo uno, pero la gran diferencia es que sus letras tienen mejor sabor y perduran en la boca por un largo tiempo dejando una agradable sensación.

    Esta noche ha hecho que mi desvelo fuera agradable y quisiera seguir, pero la vista está cansada y mi mente divaga más de lo normal. Hora de caer en los brazos de Morfeo.

    Gracias por ser amena esta noche, aunque no fuera su intensión. Se ha ganado un fan. Je, je, je. Espero volver a leerla pronto. ¡Saludos!

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    1. La palabra ''gracias'' se me empieza a quedar bastante corta para tus comentarios! Es sensacional saber que un escrito te lleva a otro y que has estado aquí hasta que los ojos ya estaban bien llenos de letras.
      Yo también espero que me leas pronto, y siempre!
      Saludos!

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