martes, 24 de junio de 2014

Dicen.

Dicen que un alma joven 
no se llena de recuerdos
sino de esperanzas.

Pero como todo lo que dicen 
(salvo lo que habla de tus ojos) 
no es del todo cierto; 
porque en mis recuerdos 
te bajas los mismos pantalones de siempre
y eso no hay huevos de olvidarlo.
Pero en mis esperanzas
te bajas otros distintos.
Unos pantalones nuevos.

Desgastados, rotos, sin demasiada forma;
como nuestro último beso.

Dicen también que mirar hacia delante 
es necesario para olvidar.
Pero es que cuando desvío la mirada hacia atrás
me encuentro con tu culo
y no hay para eso competencia en el mundo;
por más prometedor que sea el futuro.

Dicen que ya es hora 
de empezar a esquivar los golpes de la mala suerte
y buscar una trinchera, aunque sea en otra cama;
pero no puedes pedirle a un suicida 
que te hable de la vida
o a un kamicace que deje de alimentarse de catástrofes.

Quiero quedarme en ti ¿de verdad no tienes hueco?

Si me dejas coserte las heridas desde dentro 
igual ya no vuelven a abrirse cuando te topes con mis ojos
y podemos empezar de nuevo 
como si no nos conociéramos;
que yo por volver a llenarme el metabolismo con tu droga
no me importa cuantas veces 
seamos protagonistas del mismo final.

Dicen que podríamos hasta reconciliarnos
y aunque suena tentador y reconfortable
no quiero acomodarme en un sofá que hable solo de rutinas. 
De citas en el dentista. 
De anécdotas que han perdido la chispa.

Me gustas más enfadado. 
Celoso del chico que mira desde el pasado.

No quiero perder las ganas 
de llenarte los miedos de saliva a cada segundo; 
es mejor que no te conviertas en calendario
que no te rindas a lo evidente que sería 
verte llegar a casa todos los días a la misma hora 
y prepararte una comida 
sin tiempo para pensar en los orgasmos.

Prefiero que te cueles entre mis ‘’se acabó’’ 
y me hagas el amor.

Y rompernos una vez 
por cada domingo que tiene un mes.

Dicen también que después de tenerte hay vida
y me gustaría saber que es para ellos vivir.
¿Respirar? ¿Caminar? ¿Dormir?

Que todo es respetable
pero me gusta más cuando nos faltamos al respeto. 
Como bestias. 
Dejándonos seducir por el placer de los instintos.
Sin planes, sin objetivos, sin metas.

Que si tú dices que me sobra la ropa
yo saco el armario de mi habitación.

Dicen que hay que evitar vivir 
con el alma al borde de la rendición;
pero a mi me gusta asomarme al precipicio 
y verte mirarme desde abajo.  

Que le voy a hacer
si lo que más me gusta de caer
es revolcarme contigo por el suelo.


Y podemos cometer un arsenal de fracasos
pero ojalá todos con tus ojos. 

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