martes, 3 de junio de 2014

Ya sabes, es que me acuerdo.

Se me pone cuesta arriba esto de quererte 
y juraría que esa manía tuya de disfrazar lo evidente
no deja de enredárseme en los pies.
Dime como se llena un espacio vacío repleto de agujeros. 
El aire se escapa entre las grietas y no vuelve
dice que no le gustan los ambientes cargados. 
Que le cuesta respirar. Y no le quito razón.
Ojalá pudiese llenarme las bragas de humildad
de buenas personas, de gente de buen corazón. 
Pero no es cierto. 
Las bragas como las dudas 
solo hacen buenas migas con la magia. 
La de tus manos.
La de tu boca.
La de todo lo que me dices que no eres mientras yo se que lo eres 
y me enamoro de esa fina línea que separa la idealización de la realidad.
Dime que bebes, y sírveme uno
pero en tu copa
que creo que debe de ser lo más parecido a besarte pero sin hacerlo.
Como querer gritar y quedarte en el intento.
Como el suicida que inesperadamente 
encuentra el botón que le abrocha a la vida.
¿Sabes esas canciones que ponen en marcha la memoria? 
Que putada eh.
Unas cuantas letras musicales se apoderan de tu pasado
y empiezan a bajar la cremallera de todas las cicatrices.
Y aquí llega tu motivo, eres un alcohólico de recuerdos
pero no hay ni un solo vaso en el que los muy hijos de puta no sepan nadar.
Dime como ponerme en huelga sentimental 
pero sin que lo notes
que yo no quiero dejar mis orgasmos en manos de cualquiera.
De verdad que es cierto todo eso que dicen
que la vida cuanto más vacía más pesa 
y ya no se como arreglar tanto agujero; se me están escapando los órganos vitales.
¿Me querrás sin pulmones con los que compartir petas?

Aparta esa mirada preocupada de mi: ‘’no estoy triste, es que me acuerdo’’.




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