sábado, 7 de junio de 2014

Tu nombre (2ª parte)

Que bien debía de sentarle París. 
Deslizándose suave entre acentos franceses.
O en el sur. Con los ojos hechos olas
y la boca hecha poesía. 
Con sus manos desabrochando 
los nudos de mi bikini 
y sus pies enredándose con los míos 
bajo un manto de arena fina.
Hasta las sirenas habrían tirado de su traje de baño.

‘’¿Qué escribes?’’ 
Me preguntó antes siquiera de decirme su nombre
‘’¿Cómo se llama’’? Pensé. 
‘’Ah joder, no lo sé’’ Me contesté.

Y podría haberle respondido 
que andaba trabajando en una complicada 
y excitante tesis doctoral. 
O haber adoptado el papel de bohemia 
y responder ‘’escribo sobre todo y sobre nada a la vez’’. 
Hasta podría haberme hecho la interesante 
y objetar que solo se lo enseñaría al acabarlo.
Pero no. 
Porque aquella noche había soñado 
como me besaba los muslos
y tenía toda mi concentración 
puesta en recordar aquella estampa.
Es como cuando alguien se muere 
y te empeñas en retener su imagen en tu cabeza.
Solo pude ser sincera: ‘’sobre ti’’.
(‘’Y aun sin saber su nombre’’).

Y allí nos quedamos. 
Entre el ‘’no deberías de mirarme así’’ 
y el ‘’me parece que ya no tiene remedio’’.

Volví a acordarme de Héctor
de sus manos desabrochando mi sujetador. 
Y de su moto. 
Durante un tiempo escribí para él versos que nunca leyó. 
Y que yo no le enseñé. 
Nadie tiene porque saber si escriben sobre él.
Pero yo se lo acababa de confesar.

‘’No me fío de las escritoras
son capaces de escribir sobre lo que sienten sin sentirlo.’’ 
Y cuanta razón tenía, pero no era el caso.

Recuerdo cuando Ainhoa me cambió su vestido 
por unas cuantas cartas para su novio Raúl. 
Durante unas horas amé con desesperación 
al novio de mi amiga. 
Escribí para él letras llenas de amor vacío. 
Aquello les mantuvo unidos un par de años
hasta que Raúl le pidió que le recitara 
algo espontáneo y único. 
Que putada.
(‘’Pero él no era Raúl, de hecho ni siquiera sabía su nombre’’).
Me encogí de hombros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario