viernes, 4 de julio de 2014

Voy a hacerte formato.

Voy a hacerte formato.

A retenerte en los matices de mi voz
a ver si cuando pronuncio tu nombre
consigo deshacerme del carraspeo 
de mis cuerdas bocales, 
que están en guerra contigo 
desde que no las haces ya gemidos.

Voy a hacerte formato.

Uno pequeñito, de bolsillo. 
Para llevarte allí donde vaya 
y no sentir que cada paso 
es una forma sutil de decirte adiós.

Voy a hacer formato.

Uno ligero, tal vez humo. 
Que entres en mis pulmones como el aire 
y los contamines de todas las promesas 
que se te ocurran mientras viajas 
por mi sistema respiratorio. 
Encárgate de cogerte a ellos 
con la misma fuerza que la boca 
de un fumador al último pitillo 
antes de la llegada del fin del mundo 
que predijeron los mayas.

Voy a hacerte formato.

En balas. 
Que me vueles la sien de un plumazo 
con la misma ligereza que se levanta una falda 
en la primera brisa que trae el invierno. 
Y si la brisa es fuerte
y me baja las bragas
me taparé con la timidez que supone 
el volverte a conocer.

Voy a hacerte formato.

En piel; una repleta de arboledas 
donde puedas recostarte, 
que cada poro sea una flor 
que se abre al contacto de tu lengua. 
Y que tenga memoria, 
una memoria que solo sepa ir marcha atrás 
porque hacia delante
solo divisa un paisaje de ausencias 
con cientos de chimeneas que escupen añoranzas.

Voy a hacerte formato.

En palabras. 
De las de doble filo. 
Que te abruman el alma 
y convierten tus lágrimas en una marea 
que sube hasta la nariz 
y te pone al borde de una orilla 
en la que no hay caracolas
ni huellas
ni sirenas. 
Tan desierta como los folios 
en los que no escribo cuando estás 
porque me parece malgastar el tiempo. 
Un montón de palabras 
que te adormecen con la tranquilidad 
de un gato durmiendo en plena carretera 
a las cinco de la mañana, 
creyendo que el sol y el tráfico
se han esfumado para siempre.

Voy a hacerte formato.

Un par de sonrisas
porque mira que estás guapo 
cuando eres feliz
incluso aunque no sea por mi. 
Pero escucha, que yo homenajeo tu sonrisa
y cierro un teatro entero 
para la única función que supone 
ver tu boca abierta en tiempos como los que corren. 
Y me tendrás de público
con los ojos hechos deseo
porque aunque tú no lo sepas
dentro del romanticismo
tu sonrisa es lo más parecido a los orgasmos,
uno por cada diente 
que asoma al horizonte de tus labios.

Voy a hacerte formato.

Un final al que invocar 
antes de haber empezado. 
Que hay días en los que te tengo tan lejos
incluso estando a tu lado, 
que me duelen los cientos de desenlaces 
que hemos protagonizado. 
Porque nosotros éramos 
de los que nos liábamos entre las sábanas 
las quinientas noches de Sabina
y antes si quiera de poder pasear de la mano, 
un final refinado y vestido de largo
nos daba el toque de queda 
mucho antes de lo previsto, 
y todo volvía a quedar a medias. 
¿Has pensado que tal vez 
una historia a medias
más otra historia a medias
dan una entera? 
Y entonces podré llorarte en condiciones
con la excusa de una verdadera pérdida;
porque aunque no lo sepáis
las historias a medias 
son mucho peores que las completas, 
te llevan a sentir el extravío 
cada vez que vuelves 
a verte capaz de intentar algo 
que nunca funciona.

Voy a hacerte formato.

Y orgasmo.

Y futuro.

Voy a hacerte de todo menos mío
para que no te agobies 
dentro de los puntos cardinales 
que supone el compromiso. 

2 comentarios:

  1. Empezaré diciéndote que aunque la mayoría de lo que te he leído es recurrente, me sorprende la gran capacidad que posees para sacar punta y no acortar el lapiz de tu escritura. En cada texto derrochas infinidad de buenos momentos llenos de talento. Me alegro mucho de haber coincidido con tu escritura. Como ya te he dicho en un mail, antes de poder comentar por aquí, puedes llegar muy lejos. Ojalá no me equivoque. Ahora me daré una vueltecita por tu blog. Un saludo y mi admiración

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por dejar caer tus ojos por aquí, y aun me siento más agradecida por tus palabras y tu tiempo.
      Escribir es sensacional, a mi al menos me desenreda el alma, y me resulta la mejor medicina contra el agobio, la nostalgia y los recuerdos, pero esta parte, la parte en la que te leen y te dedican palabras de aliento, es sin duda la mejor, sobre todo teniendo en cuenta que es la primera vez que publico con estabilidad mis escritos.
      Estaré encantada de recibirte por aquí a menudo.
      Por cierto, no recibí ningún mail...
      Un saludo aun más grande.

      Eliminar