sábado, 28 de junio de 2014

¿Siempre?

No creer en nosotros es la antesala de no creer en ti.
Y yo no puedo creer en lo imposible 
que esconde nuestra realidad 
si tú te niegas a darme la oportunidad de colocarnos 
en una historia que hable de las posibilidades 
que tenemos para querernos de alguna forma que no duela.

Recuerdo cuando yo era tu chica
y no un montón de intentos frustrados 
que te retenían mientras te empujaban al naufragio.

Ojalá hubieses aprendido a quererte a través de mi. 
De mis domingos y mis lunares.

Que comentan por ahí que quien se entiende en la cama
suele hacerlo en todo lo demás; 
y que poca razón tienen las malas lenguas
como si por el hecho de liarte entre las sábanas 
con el arte de un domador de deseos,
no pudieses liarte entre mentiras 
que hablasen más fuerte que todos los orgasmos.

Que follarse es muy sencillo
así que hablemos del alma. 
De lo que te dice tu alma 
cuando en vez de quitarme las bragas
me quito la máscara y dejo que mis miedos y mis dudas, 
que calzan un cuarenta y cuatro, 
se te metan en los zapatos 
y te acompañen allí donde vayas.

Y te queden grandes.

Que amarse en verano con poca ropa 
y aun menos preocupaciones, es de cobardes; 
pero nosotros nos conocimos en Noviembre ¿recuerdas? 
Y enamorarse entre catástrofes y frío, 
con más bufandas que esperanzas, 
es de atrevidos, de aventureros, de valientes.
De escritores.

No quiero que ahogues las penas en cualquier bar
ni que la camarera sea el centro de tu diana esta noche; 
no quiero que otras manos te quieran tan mal
que necesites que te quieran muchas veces 
para equiparar al menos una cuarta parte 
de lo que te quería yo en un solo polvo.
¿Lo entiendes?

Y no son celos, 
es que ahora eres tan anti-nosotros, 
que yo he dejado de ser yo; y tú… 
¿dónde estás tú?

‘’No siento lo mismo por ti’’.
Y creo que para eso no existen canciones.

‘’No siento lo mismo por ti’’
Y entonces el concepto ‘’siempre’’
perdió toda su credibilidad. 
Y empezó a enemistarse con el diccionario.

No se cuando decidiste que un ‘’nosotros’’ 
ya no era suficiente, y que no querías ser hogar. 
Que ahora estar a salvo no era entre tus costillas
y que tus pulmones se habían declarado en huelga de mi perfume.

Tú dijiste siempre y yo me lo creí. 
Porque mientras nada era para siempre
yo no sabía quererte de otro modo.

‘’¿Vas a quererme siempre?’’ 
Y afirmabas, con la misma seguridad que se siente 
cruzando un paso de peatones 
cuando el muñequico está en verde.

‘’Siempre es mucho tiempo’’ 
Te solía decir yo; 
y me mirabas como quien ha olvidado el concepto de tiempo 
y mide su amor en intensidades.

Supongo que entenderás 
que ahora no sepa quien eres. 
Del mismo modo que no se quien soy yo. 

Y el espejo me mira regañándome 
por el desaliño de mi memoria, 
que está patas arriba 
y se niega a reconocer que ha perdido la poesía 
que había en cada uno de tus gestos, 
cuando me mirabas con todas las catástrofes mundiales 
al borde de tus pupilas 
y sin embargo, nada me parecía más acogedor que tus manos.

No se que significa siempre para ti, 
y por culpa de esa falta de determinación
has conseguido que tampoco sepa exactamente 
que quiere decir para mi.

Pensé que siempre era el deseo de ver 
una mezcla perfecta de nuestros genes
corriendo por el salón
mientras me sigues pareciendo 
la personificación de todos los versos de Bécquer.

Que siempre eran todos los días de nuestra vida 
entre cuatros paredes que hablen de las adversidades del tiempo 
y de como las hemos superado a golpe de polvo y amor.

Tal vez eran todas las fotos que conservaríamos de los lugares 
a los que fuimos escapando de la rutina
para volver siempre a casa con la certeza 
de que estar atrapados entre calendarios no es ningún problema 
si las agujas del reloj siguen contabilizando promesas.

Siempre que tus camisas siguiesen sentándome así de bien
sobre todo cuando me las quito; 
y del armario no colgasen más que las ganas 
de pasar el día tan faltos de ropa como de distancia.

Igual siempre eran todas esas canciones 
que me hacían llegar rápido a tu bragueta o a tu corazón; 
o quizás era la forma perfecta 
en la que mi culo encajaba en tus rodillas.

A lo mejor siempre era el tiempo exacto 
que tardaban en disiparse mis inseguridades 
justo después de que tu boca me regalase un par de razones 
con las que creer en todo lo que nos unía.

Puede que realmente
jamás haya sabido muy bien que significa siempre
no voy a negártelo; 
pero de lo que si estoy segura, 
es de que siempre jamás ha sido nunca; 
que siempre era un concepto mucho más repleto 
de lo que lo son tus ganas de mi en este preciso momento.

Que siempre en ningún caso puede ser un ‘’adiós’’ 
ni siquiera un ‘’hasta luego’’; 
y en el caso de que lo fuese,
perdóname, pero me declaro enemiga oficial 
de todos los labios que lo pronuncian 
y de todas las manos que lo construyen.


Y entonces en lugar de decirme 
que siempre vas a quererme, 
déjame que te diga que prefiero oír 
que nunca vas a olvidarme. 

2 comentarios:

  1. Qué bonito que escribas sobre el siempre que tememos pronunciar y el nunca que tememos escuchar. Besos

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    1. Las palabras que siempre tememos escuchar, nada mejor que hacer con ellas poesía.
      Es genial leer tus comentarios.
      Mil besos!

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